Ángela y Samuel se unen en organizar un plan para ayudar a los necesitados del refugio, involucrando a las cocineras para recolectar alimentos en medio de la escasez.
Ante la imposibilidad de convencer a sus hijos y a Martina para que accedan a vender las tierras, a Alonso no le queda otra que deshacerse de objetos valiosos para conseguir dinero.