Pía ha conseguido lidiar con la presencia de Dieguito en palacio, pero pronto se da cuenta de que dicha decisión puede traer consecuencias catastróficas.
Adriano teme las posibles represalias que el barón de Valladares pueda tomar después de que Catalina le haya confesado su imprudencia llevando estiércol a su palacio.
Martina y Jacobo intentan sin éxito convencer al barón de Valladares de hablar con el resto de nobles; pero su desprecio hacia Catalina lo arruina todo.