Tras la fiesta, todos se preparan para celebrar la inminente boda de Rómulo y Emilia, aunque Petra no está dispuesta a que asista a la iglesia ningún miembro del servicio.
El día de la fiesta se acerca y Adriano es consciente de que Catalina y él se la juegan y mucho; Curro será diferencial para que el futuro conde esté a la altura.