Manuel lidia como puede ante la presión de sus padres y de sus suegros para que se vaya a Madrid con Jimena, aunque le jura a Jana que no va a ceder y que nada ni nadie podrá separarlos.
Virtudes confiesa a Simona y Candela que sus ataques tienen que ver con el encierro que siente trabajando en La promesa, algo que no acaban de entender muy bien las cocineras.