Catalina constata que Jimena no ha mejorado con la medicación que Abel le prescribió, ya que sigue obsesionada con Manuel: prepara su futuro viaje a Italia y se prueba vestidos provocativos para seducirlo a su regreso.
Catalina se libra del ataque de Jimena por pura casualidad y de hecho se sorprende al ver a su cuñada mucho más tranquila, como si la medicación estuviera haciendo efecto… Pero nada más lejos de la realidad.
Cruz intenta enfrentar a Jimena a la realidad: que ella es la única responsable del naufragio de su matrimonio con Manuel, pero tiene dudas de haberlo conseguido.