La cacería organizada por Alonso se convierte en una trampa mortal. En La Promesa.
El capitán Lorenzo de la Mata, supuesto padre de Curro, contrató un sicario para que acabara con la vida de Curro y no pudiera heredar del barón.
Pero el tirador falló y abatió a Feliciano, así que tuvo que disparar de nuevo para acabar con Curro. Los disparos no fueron letales y los dos chicos fueron llevados a La Promesa para curar las heridas.
Como ya se sabía, todos los medios de que disponían fueron para el señorito Curro, y Feliciano tuvo que esperar para que lo atendieran de la peor manera. Los dos tienen una bala alojada en el pecho y sus vidas están en peligro.
Feliciano es operado, a regañadientes, por el cirujano que ha contratado Cruz. El joven lacayo sufre terribles dolores durante la operación ya que no le administran nada para dormirlo, tiene que aguantar mordiendo un trapo entre los dientes y sin ninguna medida de higiene. Aun así, le extrae la bala y Feliciano descansa confiado en su recuperación.
Con Curro la cosa es bien distinta. Todo está limpio y el éter para dormirlo no falta. El doctor Bueno y Jana se encargan de ello, pero cuando van a comenzar, Teresa, descompuesta, aparece para rogarles que vayan a ver a Feliciano. El chico está muy mal y la criada llora desconsolada.
Jana hace el intento de ir con Teresa, pero Abel se lo impide diciendo que el señorito puede morir. Jana se frena en seco, y llorando, deja que Teresa se vaya sola.
La operación de Curro es un éxito, todo lo contrario que la de Feliciano. Al lacayo se le ha infectado la herida y está acabando con su vida. Ni Jana ni Abel bajan a ver a Feliciano. Petra se enfrenta a ellos y los maldice deseando que sufran lo mismo que está sufriendo ella. Jana está descompuesta viendo que no hay nada que pueda evitar su muerte.
Los señores no se preocupan por Feliciano y el servicio tiene que atenderlos como si nada pasara, mientras el joven lacayo se muere. Feliciano en su último aliento, se despide de Teresa y de Petra y muere en los brazos de su madre.
Catalina baja para dar el pésame a los criados y Teresa, rota de dolor, no puede aguantar y carga contra ella dejándola sin palabras. Jana es otra de las que se lleva la peor parte en la desesperación de Teresa por no haber intentado, ni siquiera, ayudar a Feliciano.
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